La reina Midas de la industria de la música se llama Taylor Swift. Todo lo que toca se convierte en dinero. No hay ahora mismo un artista más rentable en el planeta. Además de destacar como una de las pocas figuras de la música que ponen de acuerdo a padres e hijas, es una auténtica máquina de facturar como antes solo fueron los Beatles. Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz analiza sus estratosféricos ingresos, su batalla contra las discográficas y las promotoras y su repercusión económica en casi cualquier ámbito.
Swift, de 33 años, ha conseguido conectar emocionalmente con millones de jóvenes que empatizan con las historias personales (acoso, bullying) que ella misma escribe. Esa enorme legión de fans, que tienen su propio nombre de guerra (los swifties) es la base sobre la que se asienta un fenómeno sin parangón. Su última gira, The Eras Tour, lleva más de 1.000 millones de dólares ingresados, convirtiéndose en la más lucrativa de la historia. Con esa recaudación, por ejemplo, se podría pagar toda la promoción de vivienda pública en España.
Es más, allá donde se presenta en directo se baten récords de ocupación hotelera. Ha ocurrido en Filadelfia, Chicago, Minneapolis, Cincinnati o en Las Vegas, donde un único concierto posibilitó que la ciudad recuperara sus niveles de ocupación pre-pandemia. Hablamos de una artista que solo por sí misma puede engordar el PIB de una región.
Pero su relevancia no se limita a las actuaciones en directo. Su contienda con las discográficas también es histórica, ya que ha triunfado allí donde otros como Prince o Def Leppard claudicaron, en recuperar el control sobre su música. Cuando en 2019 su catálogo pasó a ser propiedad de una discográfica, Scooter Braun’s Ithaca Holdings, que la había maltratado sistemáticamente, ella decidió plantar batalla. Empezó a grabar de nuevo sus discos con pequeñas variaciones para quedarse ella con los beneficios de su trabajo y machacar a la compañía.
Sus 'Taylor's version' están reescribiendo las reglas de la música. La regrabación de 'Fearless' acumula más de 1.470 millones de reproducciones desde su lanzamiento, por las 680 del álbum original. Y ‘Red (versión de Taylor)’ tiene 2.860 millones de reproducciones, por las 400 de la antigua versión. Bien es cierto que en la era del streaming es menos complicada una gesta así que en la época del formato físico, pero solo un artista con unos fans tan entregados podría haberlo hecho posible.
Taylor también está rompiendo moldes en los cines. Su película 'The Eras Tour' no deja de ser una grabación de un concierto suyo, pero permite a muchos fans que no pueden permitirse una entrada verla cantar en directo, aunque sea en una sala. La propia artista se ha producido el filme, ha negociado con los cines los días que se emite, en qué salas, el precio (19,89 dólares, como su álbum '1989') y el precio especial para niños (13,13, porque su número favorito es el 13). El fin de semana de su estreno obtuvo 130 millones de euros, el mejor estreno de un musical de siempre.
Más impresionante todavía es cómo ha influido su sola presencia en el aumento de las audiencias de la liga de fútbol americano de EEUU, la NFL. Swift tiene una relación con el jugador de los Kansas City Chiefs Travis Kelce, y cuando acude a verle jugar los índices de esos partidos se disparan hasta más de 22 puntos, especialmente entre la audiencia de entre 12 y 17 años. Las cámaras, conscientes del fenómeno, buscan continuamente sus reacciones en la grada. Incluso desde que Taylor va a los partidos su novio parece esforzarse más. Promedia 108 yardas cuando ella está presente y baja a 41,3 cuando no está. Para saber más sobre un fenómeno mediático y económico sin precedentes, puedes ver la charla completa con Javier Ruiz.