Javier Ruiz, sobre el estado de la vivienda: "Las hipotecas crecen, las casas menguan"

En los últimos meses se ha visto cómo por las redes sociales, especialmente TikTok, se han empezado a viralizar vídeos de inmobiliarias que ofertan pisos minúsculos, en los que a veces no se puede ni estar de pie, por unas cifras excesivamente elevadas. Seguramente recordarás aquel piso de Madrid que se vendía como un ático de 27 metros cuadrados que realmente era una bohardilla: 199.000 euros en total. ¿Por qué las casas son cada vez más pequeñas? Y no solo eso, también más caras.

El precio de la vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los españoles. Los precios suben tanto para comprar como para alquilar, donde la opción es cada vez más reducida, y todo ello con viviendas disponibles cada más pequeñas, pero por un precio más elevado, convirtiendo el mercado inmobiliario en una auténtica jungla en la que el más rápido (y con más dinero) es el que se lo lleva.

Viviendas más pequeñas

Esto lo analiza Javier Ruiz en una nueva entrega de ‘MoneyTalks’, tras comprobar como en las redes sociales se ha empezado a dulcificar los espacios cada vez más pequeños y minúsculos a precios muy altos. Lo peor es que la demanda es tal que esos pisos de apenas un par de metros cuadrados terminan vendiéndose en un abrir y cerrar de ojos.

Se trata de pisos que están a veces incluso por debajo de los 20 metros cuadrados y, si se habla en términos técnicos, una vivienda pequeña es considerada aquella que cuenta con 40 metros, mientras que para obtener la célula de habitabilidad se necesita alcanzar como mínimo los 30 metros cuadrados.

Más que un mercado, una jungla

Casas más pequeñas, precios más altos, e hipotecas cada vez más caras son los ingredientes actuales de un mercado inmobiliario que arde, donde el 13% de las casas en venta no duran ni siquiera una semana en el mercado desde que se cuelga el cartel. En datos concretos, más del 50% de las viviendas que se venden no llegan a estar un trimestre entero en venta, pues antes encuentran dueño.

Lo mismo ocurre en el alquiler, donde la guerra se caldea aún más: el 18% de las casas duran apenas unas horas buscando inquilino, no llegando a estar ni 24 horas anunciándose. La desesperación es tal que muchos terminan arrendando aquel piso que por fin encuentran disponible sin que nadie logre quitárselo antes, o después, porque si una persona puede ofrecer más, las condiciones cambian.