Alejo Stivel no necesita presentación. Lleva años regalándonos su música, tanto al frente de Tequila como en solitario, o siendo productor de cientos de discos. Hoy, ha quedado con la periodista Joana Bonet para charlar un rato en directo en nuestra cuenta de Instagram. Ella desde Doha, Qatar. Él, desde Buenos Aires, Argentina.
En la charla, que puedes ver completa en el vídeo de más arriba, Alejo ha hablado de múltiples facetas personales y profesionales: su relación con la inspiración, su trabajo con artistas como Joaquín Sabina, su infancia en Argentina y su adolescencia en España, su visión sobre el paso del tiempo...
Asegura que su vida está compuesta por dos tomos: el primero, desde que nació hasta el día que se fue de Argentina y el segundo, el de su etapa en España. Ha narrado su infancia en un país marcado por la dictadura y siendo hijo de militantes de asociaciones que luchaban por la justicia social: "Me tocó de cerca todo el desastre y tuve que salir corriendo con mi madre de un día para otro. Me subí a un barco que me llevó a España, en una situación de precariedad total. Entonces, llegar a un país donde no conocías a nadie realmente era eso, porque ahora con las redes siempre encuentras algo o a alguien... El mundo se ha achicado mucho, pero en ese momento era estar en un lugar extraño".
"Mi sentimiento de extranjero desapareció muy rápido", ha continuado, "porque en España, hablar el mismo idioma, ayuda. Y España me recibió desde el primer día que desembarqué con generosidad, actitud y cariño". Y aunque entre Argentina y España, asegura, hay muchas similitudes, también son grandes las diferencias que existen y que se hicieron latentes para él cuando llegó: "Mi primera sensación de libertad total fue un día que iba caminando por la calle y le pedí fuego a un policía. En Argentina si veías a un policía te ibas a 200 metros para que no te viera".
También ha recordado cómo fueron su adolescencia y su juventud en un país que comenzaba a salir de la oscuridad y estaba explorando los caminos de la transgresión. "Dejé el colegio por el rock and roll. Fue fabuloso". En esa época, Ariel Rot y él eran una suerte de Stones españoles: "El destino me quiso premiar por todo lo vivido en la dictadura argentina, en menos de un año estaba tocando ante multitud de gente y con un número uno en las listas". Y ese desenfreno le hacía feliz: "Yo reivindico el concepto de libertinaje porque eso era auténtico libertinaje y para un chaval de 17 años no hay nada más divertido que eso".
"Yo viví muy deprisa, una prisa un poco atolondrada, y creo que es la ley de la naturaleza que vas tomando las cosas con más calma. Ya conduces a una velocidad un poco más lógica, ya no vas tan rápido ni en el coche ni en la vida. Supe reducir la marcha. Eso no quita que ahora también haya momentos en los que acelero", ha reconocido.
La fama absoluta le llegó en plena adolescencia. "No fui inmune", confiesa. "A los 18 años, ser muy famoso es muy divertido, pero nunca le di mucho más valor del que tenía". Con el paso del tiempo, las cosas han cambiado: "Ahora tengo una fama relativa, la gente me reconoce pero no vienen los fans corriendo a arrancarme un mechón de pelo, entre otras cosas porque no lo tengo tampoco", ha expresado entre risas.
Ha habido tiempo también para hablar sobre cómo era la industria musical de los ochenta y el machismo habitual que existía. "Yo, como soy varón, nunca sufrí un problema como los de Weinstein, pero el machismo -no solo en la música, sino en todos lados- se sigue viendo. Aunque en esa época se veía más", ha contado. También en muchas de las letras que se producían: "De las mías no cambiaría ninguna, hice un análisis con esta nueva realidad, y no vi ninguna que fuera machista, pero existen muchas. Por ejemplo, 'Under My Thumb' de los Rolling o 'Hello Little Girl' de los Beatles".
Alejo ha dejado claro su compromiso social con el feminismo y su conciencia activa, que le hace estar presente en numerosos alegatos contra la violencia de género. "Los comportamientos machistas, aquí en Argentina, matan a una mujer cada día. Eso es incomprensible", ha tras asegurar que asistirá a la manifestación que se ha convocado en Buenos Aires para protestar por el asesinato de Úrsula Bahillo, una joven de 18 años a la que su exnovio asesinó a puñaladas a pesar de que pesaban sobre él numerosas denuncias realizadas por ella.
Alejo y Joana han charlado también sobre los efectos de la pandemia en la sociedad. "Creo que cuando pase esto la gente no va a haber aprendido nada", ha opinado Stivel. "Hubo una pandemia mucho más grande a principios del siglo pasado y a los años vino una guerra... Me da la sensación de que mucho no cambiaron las cosas. Soy un poco escéptico".
Con respecto a los efectos del paso del tiempo, el músico asegura que lo que peor lleva es la caída del cabello: "No me gusta nada que se me haya caído el pelo. Si hubiera una manera de que quedara bien –que creo que no la hay-, me lo hacía", ha dicho en relación a los injertos capilares. "Cuando notas que se te cae el pelo es una tragedia, es algo espantoso. Sin embargo, las arrugas, las ojeras me dan un poco igual. Lo que me jode muchísimo es lo del pelo".